viernes, 30 de abril de 2010

Sueño tenue

Las almas sumergidas
en los manantiales divinos,
acaban por quebrantarse
y echar paso a los caminos,
oscuros,
fríos,
fecundos en soledad;
y van buscando la heredad
de aquel sentimiento eterno,
que es dulce,
pero tan triste.
Ya no hay felicidad.

Y esbozado en el rocío,
y atiñado en la humedad,
se dibujan sentimientos
que van saltando al abismo
del olvido,
resentidos de la espera,
de la guerra,
de la herida.
Ahora estando ya al borde,
con la alfombra de fuego a los pies,
y en la sombra de la espalda,
el bosque ennegrecido de tanto llorar vida
muestra de sus copas el revés.

Ahora no hay vuelta atrás.

De aquellos viajes pasados,
solo quedan los recuerdos,
ahogándose en suspiros,
embriagándose en aromas.

....

Y hasta la locura nueva,
que ha vuelto libre a nacer,
se pierde en el llano extraviado,
que la razón, jamás ha de conocer.

....

Ya nada me queda amor
de aquél aliento de Agosto,
que me dejará reconocer
la luna frente a tu rostro...

La planta azul.

... Por eso le digo que no fui yo... Todo es culpa de aquella planta azul que se comió la otra noche.
Yo no la dejé salir: si no que se me escapó... Y acuérdese que cuando la encontré, ya estaba como ahorita,
y con la boca embadurnada de pétalos desechos color cielo...
Todo es culpa de aquella vieja bruja, que siempre anda sembrando esas malditas plantas raras...

Bueno, ya empezó a llover reacio. La voy a venir a ver otro dia; y Mamita, acuérdese que no fuí yo quien la mató:
fue aquella vieja que desapareció ayer...
¡¡Que Dios me la bendiga, Mamita...!!

Sueño en un tren.

- ...Desde luego. Este tren debería llevar encendida la calefacción -Sujirió aquél.
- Sí; el frío es horrible. Será mejor tratar de dormir un poco... -dijo, mientras se acomodaba sobre el asiento.

Pero el frío se hizo en tinieblas mientras aquellos dormían.
Y en su sueño solo cabía una figura: la muerte...

Llanto

Voraces brotan
las amargas lágrimas,
llenas de secretos,
de visiones,
de sueños que se pierden
en la niebla de una ternura
que no logró su juramento
de convertirse en amor...

....

Y he aquí agua del mar interno
que se escapa por una grieta
de firmamento,
hecha por la luna,
envenenada por un brillo.

....

Grisáceos se vuelven los iris,
cansados
y empeñados
en buscar una dulcedumbre
que consuele el augürio
marcado por la ausencia
del corazón de una princesa...

jueves, 29 de abril de 2010

Y heme aquí yo... esperando

Soy yo quien te llama en la profundidad
de este delirio de invierno,
donde corre incansable la brisa del amor,
que lleva tras de sí un aroma a muerte,
tan dulce como la miel,
y un incienso a deseo que recubre las retinas,
rotas a lágrimas, cautas de mas tinieblas.

Llegué a ti en un esbozo de tiempo,
cerrando los caminos a las tentaciones desconocidas.
Llegué a ti porque debo verte,
aunque sea en esta espesa atmósfera de sueño.
Llegué a ti para hablarte,
Porque el silencio profiere gritos ensordecidos.

Soy yo quien te llama en la profundidad
de esta soledad incolora,
revuelta con la presencia de estos fantasmas
macabros, malhadados, olvidados...
que se encargan de evocar heridas
que no se podrán cerrar, sino por quien las causó.

Y heme yo aquí yo, agobiado, exhausto...
venciendo el vórtice que un día me atrapó...
Pero aquí me tienes, de pié.
De pié en la tierra húmeda que me atormentó en el tiempo...
De pié en la dulcedumbre imaginaria que creé...
De pié en tu laberinto rojo...
Esperando, esperando, esperando.

Buscando respuestas en los áridos segundos...

Esperando el día en que he de ser feliz...

De mí...

En las alboradas frías
comienzan los deseos
de las fébriles voces
que buscan respuestas,
y del buen sentir
caminos.
Porque tras los ojos
se esconden los miedos
al dolor
y al amor,
como un asesino
esperando salir,
buscando un escape en
la noche eterna
que solo el conoce...

Y ni en Dios ni los placeres
se encuentra sosiego,
porque los gritos
solo buscan encontrar la luna
en un par de ojos
que se niegan a abrirse
por el temor al fracaso.

Así el viento lleva las lumbreras
que pretenden guiar las almas,
pero el dulce gozo es la distracción
principal en los haberes
del amor.
Y he allí la distracción,
a la que llaman esperanza,
donde el alma se descansa.

Y la vida de los iracundos
enamorados,
se reduce a la búsqueda de un abrazo
que nos dé
la felicidad:
aunque sea a travéz
de un túnel,
de una ventana,
de un beso, pero que nos cautive
y nos deje morir en paz,
junto a la princesa
de los ojos negros.