jueves, 29 de abril de 2010

Y heme aquí yo... esperando

Soy yo quien te llama en la profundidad
de este delirio de invierno,
donde corre incansable la brisa del amor,
que lleva tras de sí un aroma a muerte,
tan dulce como la miel,
y un incienso a deseo que recubre las retinas,
rotas a lágrimas, cautas de mas tinieblas.

Llegué a ti en un esbozo de tiempo,
cerrando los caminos a las tentaciones desconocidas.
Llegué a ti porque debo verte,
aunque sea en esta espesa atmósfera de sueño.
Llegué a ti para hablarte,
Porque el silencio profiere gritos ensordecidos.

Soy yo quien te llama en la profundidad
de esta soledad incolora,
revuelta con la presencia de estos fantasmas
macabros, malhadados, olvidados...
que se encargan de evocar heridas
que no se podrán cerrar, sino por quien las causó.

Y heme yo aquí yo, agobiado, exhausto...
venciendo el vórtice que un día me atrapó...
Pero aquí me tienes, de pié.
De pié en la tierra húmeda que me atormentó en el tiempo...
De pié en la dulcedumbre imaginaria que creé...
De pié en tu laberinto rojo...
Esperando, esperando, esperando.

Buscando respuestas en los áridos segundos...

Esperando el día en que he de ser feliz...

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