jueves, 29 de abril de 2010

De mí...

En las alboradas frías
comienzan los deseos
de las fébriles voces
que buscan respuestas,
y del buen sentir
caminos.
Porque tras los ojos
se esconden los miedos
al dolor
y al amor,
como un asesino
esperando salir,
buscando un escape en
la noche eterna
que solo el conoce...

Y ni en Dios ni los placeres
se encuentra sosiego,
porque los gritos
solo buscan encontrar la luna
en un par de ojos
que se niegan a abrirse
por el temor al fracaso.

Así el viento lleva las lumbreras
que pretenden guiar las almas,
pero el dulce gozo es la distracción
principal en los haberes
del amor.
Y he allí la distracción,
a la que llaman esperanza,
donde el alma se descansa.

Y la vida de los iracundos
enamorados,
se reduce a la búsqueda de un abrazo
que nos dé
la felicidad:
aunque sea a travéz
de un túnel,
de una ventana,
de un beso, pero que nos cautive
y nos deje morir en paz,
junto a la princesa
de los ojos negros.

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