lunes, 30 de agosto de 2010

Memoria de cristal.

Llorando me encuentro ahora,
por que aquel recuerdo solo me tormenta:
Me hace sentir que debo hallarte,
mi princesa.
Y aquella niebla negra,
llena de espectros oscuros,
se hilvanan, perjuros,
en mi corazón solitario.

...
Y en la mañana no hay luz,
y en la noche no hay brillo.
Solo queda aquél suspiro,
que tan triste se me escapó del pecho...
y que ronda moribundo,
buscando el brillo de esos ojos,
que han de reflejar la luna,

¡que han de hacerme feliz!

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