La declaración.

"Eran como las 3:00 de la madrugada, y recuerdo que dormía tan plácidamete como esas veces en las que no te levantas ni al baño. Llovía a torrenciales, y la atmósfera era fría y pasada de neblina: las condiciones apropiadas para dormir de corrido una 10 horas.

Me despertaron los pasos de alguien que corría a lo lejos, y que gritaba endemoniadamente...
Como es de suponer, me levanté asustado y me refugié en la sala de mi casa, ya que la cercanía de mi habitación a la calle me ponía en riesgo si se trataba de una persecución con armas...
Me quedé allí, quieto, esperando y escuchando... Me puse frío.

Se percibía solo lo helado en la piel, y los gritos habían cesado. Quien corría se acercaba cada vez más, y por un momento, escuché que me nombraban... sí, recuerdo que una voz en el viento dijo mi nombre. Volví a todos lados, pero nadie mas que yo en aquella casa. Todo estaba oscuro. Empecé a dudar de la veracidad de aquellos gritos que había escuchado: ¿serían producto de mi imaginación?
Al pensar así, no tuve mas que volver a mi cama, ya que, misteriosamente, el ruido de pasos se había extinguido por completo, y el ruido de las gotas al caer reinaba de nuevo...
Pasaron unos minutos en los que la impresión de todo aquello no me dejó conciliar el sueño de inmediato, estuve pensando en todo, principalmente en cuando me pareció que me llamaban al oído...

Hice el mayor de los esfuerzos por desentenderme de todo aquel evento, y lo estaba logrando...
Pero, de repente, así de la nada, los gritos demoníacos volvieron, el que corría se acercó a mi casa, y el frío se intensificó de un manera horrible... nunca en toda mi vida había percibido una oscuridad tan grande como la de aquel día... Los pasos terminaron enfrente de mi casa... hubo un silencio prolongado, en el que los latidos de mi corazón se aceleraron de gran manera...
De pronto, fué como si un animal salvaje estuviera tratando de derribar mi puerta... La sacudían violentamente, con gran ímpetu, y con una fuerza incesante, mientras se coreaba mi nombre como en forma de súplica.
Me asusté mucho y sentí que sería mi fin... Recuerdo que pensé en mi madre, en mi novia, en mis amigos... pero fueron recuerdos rápidos, estaba demasiado afligido...
Estaba todo oscuro, y deduje que ir por un arma, que en todo caso sería un cuhillo, no serviría de nada, ya que aquel personaje poseía una fiereza que nunca había presenciado en mi vida... "Sí -me dije- es mi fín..."
Seguían llamándome a gritos y en modo de súplica... me pareció reconocer la voz de un vecino amigo. ¡Oh! eso bastó para quedar mas tieso que antes...
Pasaron minutos agónicos: el frío empeoraba, la negrura lo cubría todo, mi cerebro estaba congelado, y mi cuerpo no obedecía absolutamente ninguna orden, además, uno o varios hombres, estaban tratando de tirar mi puerta, y hacían un ruido espantoso y de crujidos metálicos...
1 minuto, 2 minutos, 3 minutos... Hasta que la puerta se rindió...
Escuché, quieto en mi cama, como claramente entraba un sujeto a mi casa a pasos pesados... respiraba profundo y agitado, por la fuerza hecha anteriormente...
Parecía un espectro, y su sombra era mas oscura que la misma negrura de la noche...
Se acercó a mí... todavía pienso que podía verme en lo oscuro.
Me miró con unos ojos azulados por cierto haz de luz escasamente visible...
Me miró con todo el frío acumulado en sus ojos...
Nos miramos y no tuve mas valor... cerré los ojos y me desmayé.

Desperté cuando ya había parado de llover, estaba yo en mi cama, acolchado, tibio, agitado y con el sol entrando por la ventana, dándo directo en mi rostro...
Me levanté rápidamente: mi puerta estaba derribada..."

Bién -dijo, incrédulo, el policía que le tomaba la declaración.

Pero hacía un frío impresionante. Fue la peor tormenta de la década... al menos así lo dijeron los noticiarios. ¡Que monzón el que cayó esa vez!