sábado, 1 de mayo de 2010

Reflejo

Y allí estaba yo, sentada en el centro de aquella enorme sala, con el maldito cadáver al lado, y un arma sobre la mesa... me sentía confundida... habían doctores, reporteros, policías, pero no me forzaron a nada...
Yo no me movía, estaba quieta, más que el muerto quizás. Sentí vértigo, y me impresionó que nadie me prestara la menor atención. Un fuerte dolor de cabeza se apoderaba de mi lenta y tortuosamente.
Un policía se acercó... algo preguntó, e inexplicablemente una voz junto a mí fue la que respondió, aunque yo no recuerdo haber visto a nadie más allí:
- La mate porque no me amaba, no me amaba y solo así...
Me asusté; yo no había contestado, y sin embargo me pareció que la pregunta me fue hecha a mí...

Me levanté, sobresaltada, a ver el cadáver... recuerdo haberme visto en un espejo, y una oscuridad me cubrió toda… La luz se hizo entonces más intensa…

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