lunes, 3 de mayo de 2010

La desesperanza II

Llegar a ver la muerte como una tentativa o vía de solución a un problema es, casi decir, un paso inherente en la evolución de la desesperanza en la persona.

Hablar de desesperanza no solo implica una frustración y un sentimiento de incapacidad, sino también una soledad que se abrevia en la espera. ¿De qué? pues de que más: alguien o algo que se quiere, que se anhela, y que sobrepasa en estimación a "todo lo demás".

Si bien talvez no las personalidades, todas las mentes humanas poseen multi-polaridad, aunque todo parte de un mismo “morfema” psicológico, de un mismo patrón, pues, y por tanto, toda ramificación se basa en iguales juicios y criterios que las personas van formándose a lo largo (o corto) de sus vidas.
Ahora bien, a veces la soledad puede llegar a afectar estas posiciones o planteamientos sicológicos; y, cuando se presenta el momento en el que hay que tomar una decisión, por citar un ejemplo (aunque generalizado), la falta de orientación, de una guía realmente benefactora y el espíritu quebrantado y sin esperanza, pueden llevarnos a otro tropiezo (que puede ser incluso mayor y mas doloroso)... Por consiguiente, todos los contrasentidos y malos sentimientos se agudizarán y la desesperanza invadirá más y más el alma.

Y sí, sí queridos lectores: esto se acrecienta y se convierte en una viciosa figura amorfa, marcada solamente por la tristeza y el desamparo.

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