sábado, 17 de julio de 2010

La muerte de un amigo.

Siempre voy a recordar a Esteban como el gran amigo y compañero que fue. Su muerte sonó toda una tragedia; y siento un tremendo remordimiento por las últimas palabras que le dije. Es que aún no termino de comprender como es que surgió una disputa tan grande por un tema tan poco novedoso, y que había sido visto antes. Supongo que nuestro desacuerdo abarcó mas que ese tratado que solo funcionó de vía de acceso a otros asuntos aún peores.

Diré que todo comenzó hace algunos años en que se enfermó gravemente de una tos terrible. Le diagnosticaron "Cáncer Pulmonar", y no era para menos, acostumbraba a fumar todo el tiempo: Comenzó con el vicio a los 12 años, y hasta los 30 de su muerte, nunca lo dejó. Fumaba como demente. Era imposible verlo sin el cigarrete entre el mayor y el índice. Pero bueno, ese no es el punto. La cosa es que le diagnosticaron eso, y lo tuvo que sobrellevar algunos años. Era doloroso verlo toser, se notaba que el esfuerzo era cada vez mayor, y la laceración faríngea hacía que escupiera sangre por cada tosido. Era un caos.

Siempre trabajó en lo mismo: un simple programador en una empresa que explotaba a todo su personal, tal como lo hacen todas en la actualidad. Recuerdo que tuvo una novia en su último mes de vida. Era Susana una mujer de su edad, muy agradable, simpática, y compañera de trabajo de Esteban. Él nos presentó. Los primeros días parecían felices, de hecho podría afirmar que lo estaban. Hasta que Susan comenzó a notar que su novio empeoraba y se preocupó demasiado. A medio mes la despidieron. Ella se la pasaba todo el día con migo, en mi casa, hablando sobre la terrible condición de Esteban. Nos llevamos bastante bien, y ya no nos quedábamos solo en mi casa después de la primera semana, si no que salíamos a dar paseos. Les juro que nunca traicionamos a Esteban, yo lo quería demasiado como para hacer algo así.

Todo iba en orden, como siempre. Pero los vecinos se fueron encargando de engañar a Esteban, de sembrar la cizaña. Me empezó a reclamar, y me pidió que me alejara de Susan, que no volviera a verla. Le expliqué que solo hablábamos, que no lo engañaba; pero de todas formas, le prometí no volver a verla. Así pasó una semana; pero, tres días antes de que Esteban muriera, ella llegó a mi casa. Me tentó mucho, me dijo que Esteban era un estúpido y otras calumnias más; comenzaron momentos de emoción, Me besó, y no me negué. Terminamos yaciendo juntos en mi cama. No recuerdo haber sentido ningún remordimiento en aquel momento.
Como era de suponer, los vecinos, nuevamente, enteraron a mi amigo de que su novia y yo nos habíamos vuelto a ver. Me llamó muy disgustado a su casa. Fui lo más pronto posible, según yo, él aún no sabía nada.

Al llegar, lo encontré fumando. Me dijo poco, pero así fue nuestra última charla:
- Estoy al borde de la muerte. Ya no podré seguir viviendo más. No puedo estorbar en la vida de nadie, y menos en la tuya, querido amigo... además, ese "dios" del que todos hablan nunca me escuchó: ¿Ahora ves que no existe!...
- Tu aún no debes morir, Esteban. Y si Dios no te ha curado, es por que debes estar así: Él sabe lo que hace, Él lo sabe...

Se rió de forma escalofriante, fue una risa burlesca; añadió:
- Ese dios no sirve más que para engañar a las personas. Es una estupidez creer en lo que no existe, pero, al producir una falacia de satisfacción en muchos, es más fácil creer, y atribuirle todo lo que ocurre en esta maldita realidad... es una estupidez: ¡Eres un idiota!
- Esteban, yo sé que tu escepticismo es grande, pero debes calmarte... mejor dime: ¿para qué me necesitas?
- ..."Eres un idiota" -dijo después de un exhalar una bocanada de humo- Te dije que no debías acercarte a ella...

Me puse pálido quizás. Me quedé estático en la puerta de la casa. Esteban se levantó de un salto, me tomó por el cuello, y me puso entre él y la pared. No atiné a decir nada.
- ¿Porqué lo hiciste? ¿Porqué?... ¡¡DIME!!
Supe que estaba poniéndose enojado, y que nada bueno saldría de allí. Contesté tembloroso.
- Esteban, suéltame... ¡Fue ella quien me buscó!

Le derrumbé el mundo con aquellas palabras. Me soltó. Le dije que me iría, pensé que sería lo mejor. Me lo negó: "quédate" me dijo. Volvió a sentarse. Me acerqué a él. Pero, ágilmente, me dio un fuerte puñetazo en la cara.
Así empezó la pelea. Nos golpeamos hasta donde nuestras fuerzas nos lo permitieron. Derrumbando todo a nuestro paso, moliéndonos los intestinos a puñetazos.
Abandoné la casa unos 10 minutos después de haber entrado.
Al siguiente día se me notificó que “Esteban había muerto por una golpiza”. La policía creía que “se trataba de represalias, por que toda la casa estaba en total desorden, y los golpes eran profundos y varios.”

Esteban murió por que yo lo maté. Así, simple ¿no? Me quedé con su novia, y pasó a ser la mía.
Su vida era infeliz, y no tenía que alcanzar la felicidad antes que yo. Ser miserable debía ser su estilo de vida. Yo le procuré que así fuera.

Su muerte fue una desgracia. Ahora que lo pienso: este relato no es nada importante, es estúpido, como decía él... es estúpido.

1 comentario:

  1. Yo se lo que vives, yo tambien perdi a alguien que era un buen amigo, siempre pienso que muchas cosas de mi vida serían mejor si él aun viviera, pero me consuela saber que desde algun lugar de la eternidad el esta pendiente de mi.

    "Lo que se hace en vida tiene eco en la eternidad"

    (Maximo, en la pelicula "Gladiador")

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